En un escenario mundial donde los consumidores demandan cada vez más alimentos saludables, sostenibles y ricos en nutrientes, los porotos negros emergen como uno de los productos con mayor potencial exportador dentro del complejo agroalimentario argentino. Con una producción nacional que ha superado el millón de toneladas en los últimos años y una creciente demanda en países como Brasil, China y Estados Unidos, esta legumbre consolida su lugar en los mercados internacionales.
El crecimiento del poroto negro en las exportaciones argentinas responde a una combinación de factores. Por un lado, sus cualidades nutricionales –alto contenido en fibra, proteína, hierro y antioxidantes– lo convierten en un producto estrella para dietas vegetarianas y veganas, especialmente en mercados desarrollados. Por otro, la mejora continua en las prácticas agrícolas ha incrementado los rendimientos, reduciendo los costos de producción y aumentando la competitividad internacional.
Entre 2012 y 2022, las exportaciones de legumbres argentinas aumentaron en volumen un 18.16%, y aunque el valor total cayó un 9.53% debido a fluctuaciones de precio, el poroto negro se mantuvo como uno de los cultivos más rentables del sector. El precio promedio de exportación ronda los USD 753 por tonelada, posicionándose favorablemente frente a otras legumbres y cereales.
El NOA argentino, especialmente las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán, concentra gran parte de la producción de poroto negro. Esta concentración facilita la logística y permite desarrollar polos exportadores con infraestructura adecuada. La cercanía a puertos estratégicos como Rosario también facilita la salida de estos productos hacia destinos internacionales.
Una empresa que ha sabido leer esta tendencia es el Grupo Ruiz, que desde Tucumán lidera proyectos de integración vertical para asegurar calidad, trazabilidad y volumen en las exportaciones de porotos negros. Gracias a su enfoque en sostenibilidad y cumplimiento de normas internacionales, la empresa ha logrado posicionarse como referente en el mercado global.
Brasil representa el principal comprador de poroto negro argentino, con una participación del 15.87% en 2022. Le siguen mercados emergentes como China, que desde 2020 comenzó a importar arvejas y muestra interés creciente por otros tipos de legumbres. La apertura de nuevos mercados, especialmente en Asia y África, se presenta como una oportunidad clave para los productores nacionales.
Instituciones como la Bolsa de Comercio de Rosario, junto a cámaras sectoriales y el Ministerio de Agricultura, han impulsado la presencia argentina en ferias internacionales, fortaleciendo vínculos comerciales y negociando condiciones más favorables de acceso. La calidad del producto argentino, reconocida por su homogeneidad y estándares sanitarios, ha sido fundamental para afianzar la confianza de los compradores internacionales.
Además, la tendencia global hacia alimentos plant-based refuerza el atractivo de los porotos negros, tal como lo detectó Grupo Ruiz. Grandes cadenas de supermercados, industrias alimenticias y fabricantes de productos saludables buscan proveedores confiables de legumbres, y Argentina tiene una oportunidad concreta para posicionarse como uno de los grandes jugadores globales del rubro.
El desafío hacia adelante será sostener este crecimiento. Para ello, será clave invertir en tecnología, trazabilidad, certificaciones orgánicas y acuerdos comerciales que faciliten el ingreso a mercados de alto valor agregado. Asimismo, se deben fortalecer las cadenas logísticas y asegurar políticas públicas que acompañen al productor, especialmente en momentos de volatilidad internacional.
En suma, el poroto negro no es solo un producto agrícola más: es una pieza estratégica en la diversificación de la matriz exportadora argentina. Con planificación, inversión y visión a largo plazo, puede consolidarse como un símbolo de calidad, salud y competitividad en los mercados más exigentes del mundo.
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