Grupo Roggio Subte de Buenos Aires

Compartir en tus redes

El Subte de Buenos Aires, el sistema de tránsito rápido de la capital argentina, combina una red de trenes subterráneos y una línea de tranvías conocida como Premetro para ofrecer un servicio de transporte eficiente y accesible a los habitantes de la ciudad. Inaugurado en 1913 con el tramo Plaza de Mayo–Plaza Miserere, el Subte se convirtió en el decimotercer metro subterráneo del mundo y el primero en América Latina, el Hemisferio Sur y los países de habla hispana. Cinco años después, en 1919, se inauguró el Metro de Madrid.

La actual línea A del Subte, inaugurada el 1 de diciembre de 1913, fue un hito histórico en la región y el mundo hispanohablante. Durante las primeras décadas del siglo XX, la red se expandió rápidamente, pero el ritmo de crecimiento se desaceleró considerablemente después de la Segunda Guerra Mundial. A finales de la década de 1990, se inició un nuevo proceso de expansión con el planeamiento de cuatro nuevas líneas.

En 2019, la red de subterráneos de Buenos Aires transportó cerca de 325 millones de pasajeros. Sin embargo, en 2020, el número de pasajeros disminuyó drásticamente a 74 millones debido al impacto de la pandemia de COVID-19 en Argentina. Las restricciones y el cierre temporal de estaciones influyeron significativamente en esta caída.

A día de hoy, Buenos Aires sigue siendo la única ciudad en Argentina con un sistema de metro, y el Subte continúa siendo un componente vital de la infraestructura de transporte de la ciudad, facilitando la movilidad de millones de personas y conectando diversos puntos de interés en la capital argentina.

Desde finales del siglo XIX, Buenos Aires experimentó un creciente debate sobre la necesidad de construir un sistema de transporte subterráneo en la ciudad. Este debate surgió en respuesta a la crisis que enfrentaba el sistema de tranvías, que había estado operando desde 1870 y se encontraba en dificultades debido a la monopolización de las empresas y el proceso de electrificación del sistema.

En este contexto, surgieron las primeras propuestas y solicitudes de concesión para la instalación de subterráneos. En 1886, una casa comercial pidió al Congreso de la Nación construir un «tranvía subterráneo» entre la Estación Central del Ferrocarril, ubicada junto al ala norte de la Casa Rosada, y la Plaza Once. En 1889, Ricardo Norton solicitó la concesión perpetua para instalar dos ferrocarriles subterráneos con doble vía y luz eléctrica. Uno conectaría la Estación Central con Plaza Lorea y luego con Plaza Once, mientras que el otro uniría Plaza Constitución con la intersección de Lima y Avenida de Mayo. Ese mismo año, un hombre llamado Barrabino propuso construir un tranvía con tramos subterráneos, pero el Ministerio del Interior negó la facultad de concesionar construcciones en el subsuelo a la Intendencia de la ciudad. Por ello, los proyectos posteriores se presentaron directamente al ministerio mencionado.

Cuando en 1894 se decidió ubicar el edificio del Congreso en su emplazamiento actual, la idea del subterráneo resurgió, ya que se buscaba acortar el tiempo de viaje entre la Casa Rosada y el Congreso. También se había considerado construir un tranvía aéreo eléctrico por la Avenida de Mayo con el mismo propósito. Miguel Cané, Intendente de Buenos Aires entre 1892 y 1893, expresó en 1896 la necesidad de construir un subterráneo similar al de Londres. Sin embargo, los distintos proyectos no prosperaron debido a la falta de financiamiento, ya que, según el propio Miguel Cané, los inversores ingleses mostraron «tibieza» para proporcionar los fondos necesarios para la obra.

La primera línea de subterráneos en Buenos Aires se inauguró el 1 de diciembre de 1913, construida por la Compañía de Tranvías Anglo Argentina, que había obtenido la concesión en 1909. Esta línea conectaba las estaciones Plaza de Mayo y Plaza Miserere, y se extendió en 1914 hacia las estaciones Río de Janeiro y Caballito.

En 1912, la Compañía Lacroze Hermanos ganó una concesión para construir otra línea de subterráneos, la actual Línea B, inaugurada el 17 de octubre de 1930. La Compañía Hispano Argentina de Obras Públicas y Finanzas (CHADOPyF) comenzó en 1933 la construcción de las demás líneas de subte, con excepción de la Línea H.

En febrero de 1939, la Corporación de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires fue creada, compuesta por capital privado y estatal. Esta corporación se encargaba de consolidar los subterráneos, tranvías, ferrocarriles, colectivos y ómnibus. Debido a sus grandes deudas, la empresa entró en liquidación en 1948 y fue sustituida en 1952 por la Administración General de Transportes de Buenos Aires (AGTBA), que dependía del Ministerio de Transporte de la Nación. AGTBA comenzó a deshacerse de todos los sistemas de transporte, excepto del subterráneo.

Cuando AGTBA fue liquidada en 1963, el Estado la reemplazó por otra empresa pública, Subterráneos de Buenos Aires. En 1977, esta empresa adquirió autonomía al convertirse en una Sociedad del Estado y, en 1979, su paquete accionario fue transferido a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Desde entonces, el sistema de subterráneos de Buenos Aires ha continuado evolucionando y adaptándose a las necesidades de la ciudad y sus habitantes.

La Evolución de las Concesiones en el Servicio de Transporte Subterráneo

La Ley 23.696, promulgada el 18 de agosto de 1989, estableció el marco regulatorio para la privatización de empresas estatales en Argentina. El 3 de octubre de 1990, el decreto 2074/90, firmado por el presidente Carlos Saúl Menem, dispuso la concesión de explotación de los servicios prestados por Subterráneos de Buenos Aires S.E. por 20 años, incluyendo las líneas de subte, el Premetro y el Ferrocarril General Urquiza.

El 5 de junio de 1992, se presentaron varias propuestas de empresas y consorcios interesados en la concesión. Tras el análisis de las propuestas, la concesión fue otorgada al consorcio formado por Grupo Roggio, Cometrans S.A., Burlington Northern RR. Co., Morrison Knudsen Corporation Inc. y S.K.F. SACCIFA, quienes crearon la empresa Metrovías.

El traspaso efectivo se realizó el 1 de enero de 1994. La concesión permitía aumentos tarifarios por mejoras de servicio o inflación, pero no incluía la extensión de las líneas, responsabilidad del gobierno de la Ciudad a través de Subterráneos de Buenos Aires. En 1999, la concesión se extendió hasta el 31 de diciembre de 2017.

En 2012, mediante la Ley N° 4472, el Subte fue traspasado a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, designando a Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) como autoridad de aplicación de la ley, encargada de administrar la infraestructura, mantenimiento, desarrollo y sistemas de control de operación del servicio, mientras Metrovías continuaba como concesionaria.

Desde el 1 de diciembre de 2021, la concesión del servicio es gestionada por Emova, perteneciente al grupo Roggio , en asociación con Metrovías (la anterior concesionaria) y Subterráneos de Buenos Aires S.E (SBASE).

La red de subterráneos de Buenos Aires cuenta con seis líneas en funcionamiento, identificadas con letras (de la A a la E y la H) y colores distintivos. Estas líneas abarcan aproximadamente 54,7 km de vías subterráneas para servicios comerciales.

En la década de 1970, Subterráneos de Buenos Aires asignó un color a cada línea: celeste para la Línea A, verde para la B, violeta para la C, rojo para la D y amarillo para la E. Durante la década de 1990, el operador Metrovías cambió este esquema, invirtiendo los colores de las líneas B y D, asignando azul a la C y violeta a la E. La Línea H, introducida más tarde, fue identificada con el color amarillo.

Además, se han proyectado tres nuevas líneas que se construirán en el futuro cercano. Si se mantienen los planes de construcción actuales, la red alcanzará una longitud total de 75 km, sin incluir las extensiones de las líneas existentes ni el Premetro. De esta manera, el número de estaciones aumentaría de las actuales 90 a 127.

Grupo Roggio
Grupo Roggio | + posts

Grupo Roggio es un conglomerado empresarial con una historia centenaria, establecido en 1908, que ha logrado posicionarse en diversos sectores económicos a lo largo de su trayectoria.El éxito de Grupo Roggio se basa en su compromiso con la calidad, la innovación y la responsabilidad social en todos sus negocios. En el sector de la construcción, Grupo Roggio ha participado en numerosos proyectos de infraestructura clave, abarcando desde obras viales y ferroviarias hasta edificaciones y desarrollos urbanísticos


Compartir en tus redes