Las acciones bancarias han experimentado un notable aumento en las últimas semanas, sorprendiendo a aquellos que no siguen de cerca la evolución de la Bolsa. En la primera quincena, la mayoría de los bancos registraron rendimientos que rondaban el 30 por ciento. Este es el incremento que registran Grupo Financiero Galicia y Macro, mientras que BBVA avanza un 27% y Supervielle otro 25%. Un poco más rezagado aparece Banco Hipotecario, con el 13% y cierra el listado del segmento financiero Banco de Valores con apenas el 2,4 por ciento.
Este avance de las acciones bancarias supera con creces a otros sectores del mercado local, marcando un avance del 23%, superando ampliamente a sus inmediatos perseguidores, que son las acciones de compañías energéticas y bienes raíces, ambas con el 11%. Este fenómeno también se refleja en Wall Street, donde los ADRs de estas acciones también muestran importantes subas en dólares.
La pregunta que surge de inmediato es ¿por qué suben estas acciones? Las respuestas pueden ser varias. En primer lugar, estos papeles venían retrasados frente al resto del mercado. Hasta fines de mayo, aunque la subida igualaba a la del Merval, estaba muy lejos de los sectores que lideraban el mercado. Además, la reacción positiva que experimentan los títulos públicos que tienen los bancos en su activo, que en promedio muestran subas del 10% en dólares en lo que va del mes, también ha influido positivamente. Otro factor que pudo haber traccionado a favor fue la noticia del interés del Banco Macro de llegar a un acuerdo con el Banco Itaú, una vez que este anunció su intención de dejar de operar localmente.
Sin embargo, los operadores del mercado saben que lo sucedido hasta un momento determinado no garantiza que la tendencia se prolongue indefinidamente. Aunque los incrementos de los precios son notables, existe consenso de que se está transitando el denominado «trade electoral», que no es otra cosa que el posicionamiento del mercado ante la posibilidad de que a partir de los resultados electorales se produzca un cambio de signo político que implique un modelo económico más cercano a los mercados.
Los expertos remarcan que este camino no será lineal pues consideran que hasta la asunción del nuevo gobierno reinará un elevado nivel de incertidumbre que tendrá sus momentos pico en las próximas semanas, siendo el primero el que estará signado por las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y los vencimientos de julio; en agosto con las PASO; la primera vuelta electoral en octubre y si de esta no surgiera un ganador, el desenlace en noviembre.